Las propuestas electorales de los partidos políticos apenas han abordado el tema de las pensiones. El PSOE ha destacado la protección del poder adquisitivo de estas prestaciones en línea con la evolución del IPC. Además, el presidente Sánchez y el ministro Escrivá prometen llenar el Fondo de Reserva de las pensiones con las cotizaciones adicionales del Mecanismo de Equidad Intergeneracional. Sin embargo, dado que el sistema ha estado en déficit desde 2011 y necesita esas cuotas para pagar las pensiones actuales, se debe recurrir a la deuda para hacerlo. Esta deuda luego se compensa con el patrimonio del Fondo de Reserva. Y este fondo no se llena con el superávit, lo que genera una “falsa sensación de ahorro”.
Año tras año, la Seguridad Social recibe transferencias del Estado a través de los Presupuestos para pagar las pensiones. En las últimas cuentas, se hizo una transferencia récord de 39.000 millones de euros para “garantizar la sostenibilidad”. Una parte se destinó a cumplir con la financiación de las prestaciones no contributivas y otra a los gastos contributivos correspondientes a la Administración de la Seguridad Social.
La deuda de esta administración se ha quintuplicado desde 2016, superando los 106.000 millones de euros en la actualidad. Además, se espera que el déficit para 2023 sea de 26.000 millones de euros, en números rojos desde 2011. El Ministerio argumenta que en los próximos años el sistema será viable y generará superávit a medio plazo.

Según el análisis de las cuentas de la Seguridad Social, la última reforma propone un aumento de las cotizaciones, incluyendo la creación de una cuota adicional llamada MEI, que se aplica a todos los salarios y comienza en un 0,6%, llegando al 1,2% en 2029. Esta cuota no da derecho a pensión y su recaudación se destinará a llenar la famosa hucha de las pensiones. Según las previsiones del Ministerio, el Fondo de Reserva se llenará con estas cuotas hasta alcanzar los 130.000 millones de euros.
Esta práctica no cuenta con un apoyo claro entre los economistas, ya que se argumenta que “el MEI se separa de las cotizaciones para aumentar el Fondo de Reserva y dar la impresión de que todo va muy bien”. De hecho, la Auditoría Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha afirmado que la reforma, en lugar de generar superávit para evitar más deuda, aumentará 1,1 puntos este agujero.
La cartera de inversión
El informe anual del Fondo de Reserva que se presenta a las Cortes Generales revela que la cartera de inversión se centra únicamente en bonos y obligaciones del Estado emitidos por el Tesoro. Los bonos del Estado a tres años (2025) y las obligaciones a diez años con vencimiento en 2032 forman parte de esta cartera. El valor total de adquisición supera ligeramente los 2.140 millones de euros, que es el patrimonio acumulado en la famosa hucha de las pensiones, que en su momento llegó a acumular más de 66.000 millones de euros.
La complejidad de este circuito de deuda y reinversión reside en generar suficiente rendimiento para superar la evolución de los precios. Este es el requisito mínimo para cada inversión. En este sentido, ni los bonos ni las obligaciones actuales cumplen con este criterio.
Por ejemplo, en un contexto de tipos de interés negativos entre junio de 2014 y agosto de 2022, los intereses generados por la cuenta corriente de esta hucha no generaron ningún rendimiento, a diferencia del inicio de la crisis financiera, cuando los tipos de interés eran más altos.
Otra máxima de los inversores es diversificar la cartera. Históricamente, la renta fija española, en la que se concentra todo el esfuerzo de la Seguridad Social, ha ofrecido rendimientos menores que la renta mixta o la variable.
Cómo se ha vaciado la hucha
La hucha de las pensiones funcionaba de manera que, si el sistema estaba en superávit, se almacenaba el dinero de las cotizaciones sociales no utilizadas. A lo largo de este siglo, el Fondo de Reserva ha recibido 52.100 millones de euros, pero no ha recibido ninguna aportación desde 2010. Para este año, se espera una nueva aportación de 3.200 millones, frente a los 9.400 millones antes de la crisis.
Desde 2012 hasta 2019, la hucha de las pensiones ha sido vaciada: las disposiciones acumuladas han ascendido a 80.300 millones de euros, a través de diversas iniciativas legislativas abordadas en los Presupuestos Generales y varios Reales Decretos. A partir de 2019, la hucha se ha mantenido estable, pero prácticamente vacía.
Según la concepción actual de la hucha, el gobierno de turno podrá disponer de hasta un máximo del 0,91% del PIB anual en la etapa de mayor tensión financiera causada por el retiro de la generación del baby boom, a finales de la década de 2040. Sin embargo, solo a partir de 2033 el gobierno podrá utilizar esta hucha.