La economía china no logra recuperarse después de levantarse el pesado telón de la pandemia. A medida que Occidente supera el virus y levanta las restricciones, la recuperación en China no es tan enérgica como se esperaba. El crecimiento económico no gana impulso, y problemas como la burbuja inmobiliaria y la enorme deuda local siguen siendo preocupaciones constantes. Además, la demanda exterior sigue cayendo debido a las políticas agresivas de los bancos centrales de todo el mundo, y el gobierno chino no ha enviado una señal contundente de estímulo para impulsar la situación. Los datos del segundo trimestre muestran una debilidad preocupante, y el siguiente trimestre podría ser aún peor: se avecina la deflación.
El crecimiento del PIB en general aumentó del 4,5% interanual en el primer trimestre al 6,3% en el segundo trimestre, lo que es mucho más débil de lo esperado. Sin embargo, gran parte de este aumento se debe a una base de comparación débil, ya que las grandes ciudades como Shanghai experimentaron cierres severos en el segundo trimestre del año pasado. El crecimiento intertrimestral también muestra una desaceleración, pasando del 2,2% en el primer trimestre al 0,8% en el segundo. Esto indica que la economía comenzó el trimestre con una capacidad disponible alta y terminó con una capacidad aún mayor.
El desglose del PIB muestra que la industria, la construcción y los servicios obtuvieron mejores resultados en el segundo trimestre en comparación con el primero en términos interanuales. Sin embargo, en términos intertrimestrales desestacionalizados, el crecimiento de estas medidas se ralentizó.
Los datos mensuales también se han visto distorsionados debido a la base de comparación. Por ejemplo, la producción industrial experimentó un crecimiento interanual del 4,4%, pero después de ajustar los efectos de la base, el crecimiento de la producción se redujo en términos intermensuales. El crecimiento interanual de la actividad de servicios y las ventas minoristas también se suavizó en junio. Además, la tasa de desempleo urbano sigue aumentando, especialmente entre los jóvenes.
Estas cifras se suman a las preocupaciones generales de los últimos meses. Los índices de gestores de compras (PMI) tanto oficiales como de Caixin han mostrado debilitamiento. Además, el comercio exterior también ha disminuido, con una contracción del 10,1% en junio en los intercambios entre China y el resto del mundo. Las exportaciones han caído más que las importaciones, lo que indica una demanda en declive. Además, el índice de precios al consumo se ha estancado en junio, y los precios de producción han disminuido significativamente. Todo esto apunta a una posible deflación en China.
El gobierno chino se enfrenta a un dilema importante. Por un lado, la demanda externa se ha reducido debido a la disminución de las compras de China por parte del resto del mundo y las tensiones geopolíticas. Por otro lado, la demanda interna sigue siendo débil, en parte debido al miedo y la incertidumbre de los consumidores. El estímulo lanzado por el gobierno durante la pandemia se ha centrado en áreas como la infraestructura y las empresas, en lugar de llegar directamente a los consumidores. Esto ha llevado a una falta de confianza y una menor demanda interna.
El sector inmobiliario plantea un desafío particular para el gobierno. Después de estabilizarse a principios de año, el sector ha vuelto a caer en los últimos meses, lo que ha generado dudas y retraimiento tanto en los promotores inmobiliarios como en los consumidores. El colapso del sector inmobiliario ha afectado negativamente a la economía en general.
El gobierno ha tomado algunas medidas para tratar de impulsar la economía, pero hasta ahora no han sido suficientes. Se espera que se implementen más medidas en el futuro, pero existe un dilema entre estimular la economía y reducir la deuda. El gobierno chino quiere reducir la deuda y liderar en áreas estratégicas, como la tecnología y la transición a la energía verde. Sin embargo, la creciente debilidad económica y la posibilidad de una deflación podrían hacer necesario un estímulo más agresivo.