El Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido con su palabra y ha vuelto a subir los tipos de interés. El incremento que su Consejo de Gobierno ha decretado este jueves ha sido de 25 puntos básicos, al igual que las dos ocasiones anteriores (en mayo y junio pasados). La institución monetaria sitúa de esta forma el precio del dinero en la eurozona en el nivel más alto desde 2001 en el caso de la tasa de depósito y, por tanto, la coloca en el máximo histórico (en el 3,75%). No obstante, el tipo de referencia principal pasa a su nivel más elevado desde 2008 al situarse en el 4,25%. De cara a su próxima cita, el BCE deja todas las puertas abiertas, excepto la de un recorte de los tipos.
En detalle, la tasa de depósito (donde los bancos de la eurozona aparcan su liquidez) ascenderá a partir del próximo 2 de agosto al 3,75%, una cota no vista en más de dos décadas y la más alta desde su existencia. Ya estuvo en esa marca entre octubre de 2000 y mayo de 2001.
Al mismo tiempo, el tipo principal de refinanciación sube al 4,25%, un nivel que no se alcanzaba desde 2008. Mientras, la facilidad marginal de crédito (ventanilla de emergencia donde acuden los bancos a pedir liquidez) asciende hasta el 4,5%. Este tipo llegó a situarse en el 4,75% a principios de siglo.
“La inflación continúa disminuyendo, pero aún se espera que siga siendo demasiado alta durante demasiado tiempo. El Consejo de Gobierno tiene la determinación de asegurar que la inflación vuelva a situarse pronto en su objetivo del 2% a medio plazo”, justifica el organismo en su comunicado.
¿Qué diferencia los tres tipos de interés del Banco Central Europeo? El tipo principal de refinanciación (cuyo nombre completo es tipo de interés de las operaciones principales de financiación) es la ventanilla del organismo monetario donde los bancos toman créditos a corto plazo de la institución. Ha sido históricamente la referencia a seguir por el mercado y los medios de comunicación, por lo menos hasta 2012. En ese año, el BCE hundió los tipos de depósitos, el arca donde los bancos dejan su excedente de capital, al 0% y el seguimiento de los tipos por la financiación perdió su sentido. Los tipos reales en el mercado reflejaban los tipos cero y posteriormente los tipos negativos. El BCE había dejado los tipos de financiación a cero y estaba aplicando tipos negativos a la tasa de depósito.
De momento, el BCE está moviendo las tres referencias a la par, incrementando a la misma velocidad. Por ello, la tasa de depósito se mantiene como referencia para el mercado y los inversores.
¿Qué hará el BCE en septiembre?
La de este jueves no ha sido más que la novena alza de los tipos consecutiva. El BCE comenzó a endurecer con firmeza su política monetaria hace un año: desde julio de 2022 los tipos de interés han escalado ya 425 puntos básicos. El banco central no había encarecido tanto el dinero en tan poco tiempo nunca antes en sus 25 años de existencia. Pero el de hoy era un movimiento más que asumido por los expertos. El quid de la cuestión realmente estaba en las pistas que el organismo diera de cara a su próxima reunión, agendada para el 14 de septiembre.
En la habitual rueda de prensa posterior a la reunión, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha respondido a preguntas de los periodistas asegurando una vez más que la institución decidirá reunión a reunión. La decisión que tomen dentro de dos meses dependerá, en consecuencia, de los datos económicos que se vayan conociendo en el Viejo Continente a lo largo de las semanas venideras.
“Podemos subir los tipos o podemos mantenerlos” en septiembre, ha dicho Lagarde ante los medios, tras lo que ha añadido: “Lo que sí puedo asegurarles es que no vamos a recortarlos. Es un no rotundo”.
“El BCE está dispuesto a hacer más, pero también cree claramente que está cerca, si no se encuentra ya, en su zona de aterrizaje”, interpreta Charles Diebel, responsable de Renta Fija de MIFL.
A lo largo de las últimas semanas se han sucedido declaraciones del Consejo de Gobierno tanto abogando por más aumentos de los tipos como abriendo la puerta a una ‘parada’ en las alzas después del verano. Y ayer mismo la Reserva Federal (Fed), que volvió a incrementar los tipos en EEUU un 0,25%, dejó en el aire el incremento adicional de septiembre que había telegrafiado a lo largo de las últimas semanas.
Más allá de rubricar la subida de tipos que ya se descontada, el comunicado incluye un importante cambio en su redacción respecto al comunicado de junio. Si en la última ocasión se recogía la frase “los tipos se llevarán a niveles suficientemente restrictivos en decisiones futuras”, ahora la oración pasa a ser: “Las futuras decisiones del Consejo de Gobierno garantizarán que los tipos de interés oficiales del BCE se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario”. Esa modificación era necesaria si el banco central quería que no se sacase la conclusión automática de que habrá otra subida de tipos en septiembre.
“El Consejo de Gobierno seguirá aplicando un enfoque dependiente de los datos para determinar el nivel y la duración adecuados de la restricción. En particular, sus decisiones relativas a los tipos de interés seguirán basándose en su valoración de las perspectivas de inflación a la luz de los datos económicos y financieros entrantes, de la dinámica de la inflación subyacente y de la fortaleza de la transmisión de la política monetaria”, continúa la nota del BCE, remarcando el énfasis en los datos entrantes.
Gilles Moëc, analista de AXA IM, destacaba antes de la reunión el “incómodo hecho” de que la claridad de intenciones del redactado del anterior comunicado “era difícilmente compatible con el modo dependiente de los datos en el que el Consejo de Gobierno afirma estar”.
Desde Bank of America (BofA) tampoco esperaban mucha orientación por parte del banco central. “Dado que la atención sigue centrada principalmente en la inflación subyacente [que repuntó en junio], en nuestra opinión la puerta a una subida en septiembre seguirá abierta”, indicaban sus analistas en un informe previo a la cita de este 27 de julio.
“El final del ciclo de subidas de tipos de interés está al alcance de la mano. Sin embargo, como antes, el BCE sigue insistiendo en la dependencia de los datos”, señala en un comentario Ulrike Kastens, analista de DWS, quien contempla que “el tipo de interés oficial la tasa de depósito] se eleve al 4% en septiembre”.
El BCE reduce sus gastos: no remunerará las reservas mínimas de la banca
Aparte de la nueva subida de los tipos, el Banco Central Europeo ha anunciado hoy que fijará en el 0% la remuneración de las reservas mínimas a partir del 20 de septiembre. Esto significa que los bancos de la zona del euro dejarán de ver retribuidas las reservas mínimas que están obligadas a mantener en sus cuentas abiertas en los bancos centrales nacionales (en el caso de nuestro país, el Banco de España).
Las entidades tienen que mantener un importe mínimo equivalente al 1% de sus pasivos específicos (principalmente depósitos de clientes). Hasta ahora, dichas reservas se remuneraban con la tasa de depósito, actualmente en el 3,5% (aunque en breve subirá al 3,75%, como ya se ha indicado). El cambio al 0% reducirá previsiblemente los ingresos por intereses de los bancos europeos.
Tal y como explica en su web el Banco de España, estas reservas permiten a las entidades “responder a los cambios a corto plazo en los mercados monetarios, donde se prestan entre sí, depositando o retirando fondos de sus reservas en el banco central”. Esto, a su vez, contribuye a estabilizar el tipo de interés al que las entidades se prestan a corto plazo.
“La decisión adoptada hoy de reducir la remuneración de las reservas mínimas preservará la eficacia de la política monetaria, manteniendo el actual grado de control sobre la orientación” sobre esta “y garantizando la plena transmisión de las decisiones del Consejo de Gobierno relativas a los tipos de interés a los mercados monetarios”, han asegurado los 26 miembros del organismo en su segundo comunicado de hoy.
“La decisión del banco de fijar la remuneración de las reservas mínimas en el 0%, en lugar del tipo de depósito, no tendrá un impacto material sobre las condiciones monetarias, pero reducirá el gasto neto en intereses del BCE”, valora Andrew Kenningham, de Capital Economics.
¿Por qué el BCE sube los tipos de interés?
Con su actual política agresiva o hawkish, el Banco Central Europeo busca ahogar la demanda y, por tanto, reducir la presión sobre los precios para que estos dejen de subir con tanta fuerza. El BCE tiene que cumplir con el mandato que le da el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea: garantizar la estabilidad de precios en la zona euro. Más en concreto, tiene como objetivo situar la tasa de inflación alrededor del 2%, algo que no espera lograr hasta 2025 como pronto (según indicó el propio BCE tras la reunión del mes pasado).
Actualmente el banco central se mueve en un entorno complicado. Por un lado, si bien el índice de precios al consumo (IPC) se ha relajado considerablemente desde el máximo en la serie histórica del 10,6% interanual que alcanzó en octubre, continúa muy por encima de su meta (en el 5,5%, último dato de junio). La inflación subyacente (que excluye los más volátiles precios de la energía y los alimentos) y la de los servicios también permanecen por encima del 5%, siendo el flanco que más preocupa a los funcionarios del Eurobanco. Esta persistencia aviva la posibilidad de que la dinámica se traslade a los salarios, aumentando los riesgos de una retroalimentación.
En su comparecencia desde la sede del BCE en Fráncfort, Lagarde ha afirmado de forma tajante que la institución llevará la inflación al 2%. “Llegaremos ahí. Vengan conmigo”, ha dicho a la prensa.
Sin embargo, la economía de la zona del euro se ve acechada por una recesión (que esquivó por la mínima a comienzos de año): según los datos preliminares de julio de los índices PMI, la actividad se está contrayendo este mes por primera vez en lo que va de año. En este punto, el caso particular de Alemania (esta semana se han conocido unos PIB muy a la baja, un Ifo -confianza empresarial- nuevamente decepcionante y unas previsiones del FMI que aquilatan la recesión) puede dar los mejores argumentos a las palomas del Consejo de Gobierno para frenar las subidas de tipos.
Algo que no parecen compartir los halcones alemanes -Joachim Nagel (Bundesbank) e Isabel Schnabel-, que parecen dispuestos a tolerar un mayor deterioro económico a cambio de someter a la inflación. Una postura a la que ya no parecen aferrarse todos los halcones del BCE. La semana pasada, el gobernador neerlandés, Klaas Knot, uno de los más significados miembros del ala hawkish salía a poner en duda la subida de tipos en septiembre.
La teoría económica dice que el impacto de la política monetaria tarda en notarse en la economía pasados al menos seis, o incluso un año. Es por ello que la amplia mayoría de expertos consideran que la elevación de los tipos, todavía en marcha, aún no ha dado su último ‘golpe’, aunque las consecuencias (aparte de la desinflación) ya están siendo palpables: el euríbor está por encima del 4% y las hipotecas a tipo variable en España se encarecen de una forma no vista en casi tres lustros.
Ello está lastrando la demanda de este tipo de préstamos, al igual que sucede en el ámbito corporativo. Precisamente esta semana el BCE publicó la encuesta de préstamos bancarios relativa al segundo trimestre del año. La demanda de préstamos y líneas de crédito por parte de las empresas se desplomó entre abril y junio hasta un nuevo mínimo histórico como consecuencia de la subida de los tipos y la caída de la inversión. Los datos anticipan un nueva descenso en el tercer trimestre, aunque de menor intensidad.